Algunas veces, las organizaciones vecinales, sindicales o de otro tipo, buscan la ayuda de asesores o gente que conozca el medio; aunque un presidente francés decía que de mujeres, asesores y organizaciones no gubernamentales Dios lo librara; no hay duda que suele ser una buena medida. Pero, en los hechos, la búsqueda de esta ayuda parece ser que más bien se traduce en el empleo de buscapleitos porque, generalmente, muchas de las acciones de los dirigentes están comprometidas con la subversión o el delito franco.
Pongamos por ejemplo, la cuestión de la carretera entre Beni y Cochabamba; si los asesores de los "indígenas" fuesen idóneos, les habrían advertido que sus acciones pueden entrar en la ilegalidad, al calor de lo mismo que argumentan: La Constitución Política del Estado y no sólo ella sino también el Código Penal que especifica algunos actos dentro de la subversión, la usurpación, la difamación, la calumnia, etc. Por lo demás, un asesor idóneo nunca elige sino que presenta un abanico de posibilidades a su empleador y la decisión finalmente es suya. Pero no siempre ocurre así y hemos sido testigos repetidas veces de cómo los asesores le roban protagonismo a sus clientes y se erigen en los verdaderos gestores de acciones, las más de las veces, demagógicas. Lo mismo hay que decir de las esferas del oficialismo; muchos asesores se designan no en función a sus conocimientos o idoneidad sino a su servilismo o militancia y, entonces, los resultados son los que podemos ver en la realidad: Unas chambonadas o metidas de pata, que no necesitan más para hacerse insufribles o críticas y desencadenar situaciones que muy bien se podrían evitar, verbigracia, la eliminación de la subvención a los hidrocarburos que se tradujo en especulación no sólo por su impertinencia sino por el carácter especulativo del mercado que reacciona ante cualquier circunstancia con más agio, ocultamiento y acaparamiento.
Así como es inteligente buscar asesoramiento; también hay que serlo en la elección porque puede terminar uno haciéndose el harakiri.
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