Ayer muchos bolivianos "pijcharon" coca para apoyar al gobierno en la despenalización de este recurso natural que se ha condenado injusta y absurdamente por organismos internacionales que, siguiendo con su mentalidad, debieran hacer lo mismo con el azufre, el hierro, el radio, el polonio y un sinfín de elementos que sirven para la destrucción cuando se los emplea mal; pero que también pueden servir al hombre para la paz o la salud; que es el caso de la coca.
En Santa Cruz, algunos individuos quisieron salir en defensa no sabemos de qué e intentaron frenar esta demostración con argumentos que dan lástima, pues no hacen otra cosa que mostrar su ignorancia, el desconocimiento de su propia realidad y su intolerancia. Porque en Santa Cruz, como en cualquier otro departamento, se mastica coca por varias razones: tradicionales, para combatir el hambre y la sed, para la diabetes o como digestivo. De ahí a que todos la mastiquen es cierto que no es real; pero eso es otra cosa.
Lo que queremos puntualizar es la intolerancia, la ausencia argumental, la falta de identidad. Porque algunas personas salen por peteneras con eso de que somos tal o cual cosa, sabiendo que dentro de su territorio conviven diversas corrientes originarias en mayor o menor cantidad que, a la hora de querer reclamar o reivindicar algo, no aparecen; es el caso de los chaqueños que, repartidos por varios departamentos, apenas si se los nombra cuando se habla de naciones o de etnias y se trata de excusar esto o aquello.
La intolerancia es una muestra no sólo de ignorancia sino también de irracionalidad; pero por lo que se ve todavía hay algunos que se muestran así cuando estamos en un régimen que, sin ser lo ideal, trata precisamente de fomentar la tolerancia y la convivencia. Pobres tipos.
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