sábado, 17 de marzo de 2012

UN POLICÍA - UN CIUDADANO

De acuerdo a la mentalidad de algunas personas, la única forma de garantizar la seguridad sería que cada ciudadano tenga un policía a su lado; pero eso no es más que simple estulticia. Porque la baja calidad de los miembros de la policía no mejorará mientras no se introduzcan reformas en su propia formación pues otros cuerpos de este tipo en el mundo, no necesitan, a veces, incluso de armas o gran número para ser sumamente eficientes; es el caso de los ingleses que repetidamente han mostrado su buena preparación y calidad. De otro lado, mientras el sistema judicial no funcione podemos elaborar las mejores leyes, hacer las mejores teorías pero todo en saco roto porque jueces y fiscales no quieren estar del lado que legalmente debieran estar, al menos en su gran mayoría y, al parecer, prefieren hacer negocios.
Así pues, policías y sistema judicial no sólo son los dos grandes problemas de la inseguridad sino también esa visión simplona de ver las cosas, cuando la realidad hace tiempo que nos está encarando con otras causas: la falta de justicia social, por ejemplo, que no depende ni de uno ni de otros pero que, en cierto modo, puede estar influyendo para el crecimiento de la delincuencia aunque también habría que estudiar otras como la influencia consumista de los medios de comunicación, la erección de falsos ídolos o modelos de perfección o bienestar y la lamentable disminución de las responsabilidades respectivas de parte de los padres que, igual que sus hijos, se han hecho esclavos del materialismo consumista y descuidan sus principales tareas.
Antes que más policías hay que pensar en reponer la institucionalidad en la vida cotidiana y liberarse de la tiranía del mercado que es la gran distorsión en el día a día.

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