martes, 20 de marzo de 2012

ALMA DE ESCLAVO

Infelizmente, todavía en América Latina existen muchos con alma de esclavo y por eso es que promueven ser seguidores de Estados Unidos, de Rusia, China, Francia o el país de los cocos; porque no tienen el valor de aceptar que la libertad es, ante todo, autenticidad y supone una percepción propia sobre la realidad del mundo.
En el caso de Bolivia son muchos los politiqueros que querían que nos hagamos colonos del Norte, Estado Asociado decían para enmascarar su vergüenza; mientras otros creían que la URSS o el marxismo era el objetivo estratégico de la nación. Sin embargo, ni uno ni otro nos ofrecía verdadera independencia, soberanía para explotar nuestros recursos naturales, para pensar y decidir en función de la patria y el bien común y todo estaba en función si te alienabas o te alineabas.
De otro lado, hay muchos personajes de nuestra historia que nos aconsejaron ser auténticos, no seguidores de nadie aunque sin descartar la ciencia, el arte  o la mitología de otras naciones; quizá, Tamayo es uno de los ejemplos más claros porque no sólo que dominaba la cosmogonía griega o latina sino también la andina y sus escritos se han enriquecido con reminiscencias más tiradas hacia la mentalidad oriental que occidental.
Pero aún hoy nos falta mucho para tener el valor de deshacernos de nuestra alma de esclavo y criticar a todo aquel que se entromete en nuestros asuntos, sea estadounidense, inglés, francés, ruso o lo que fuere y cuando algún mandatario nuestro hace una observación en ese sentido, en lugar de criticar, apoyar su opinión porque de eso trata la libertad: ser independiente y no tener que inclinar la columna ante nadie y para nada.
Como en todas partes, estas termitas son las que impiden nuestra verdadera liberación porque les parece más cómodo ser cerdo satisfecho que hombre desgraciado, como decía Unamuno.

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