lunes, 26 de septiembre de 2011

NO INTERVENCIONISMO

Desde que se decretó el no intervencionismo, Westfalia si no me equivoco, las cosas anduvieron por el mismo camino del colonialismo o el imperialismo y, consiguientemente, en lugar de remediar la cuestión de la intromisión se agudizó. No otra cosa significa que, en este momento, tengamos en Bolivia un problema con los indígenas chimanes, sécures y otras etnias y aparezcan "indígenas" que a través de la demagogia o el seudoambientalismo estén interviniendo en una cuestión que sólo atañe al pueblo boliviano y sus relaciones internacionales.
Pero la cosa no se circunscribe a eso porque la majadería no se cansa de hacer referencia a la Constitución, a los derechos y otros enunciados pero se olvida, intencionalmente, que el camino de vinculación continental no puede sujetarse al capricho o los "derechos" de unos pocos sino que tiene que atender la voluntad general que, en criterio de muchos constitucionalistas y entendidos, debe imponerse a la voluntad particular. La cosa pues se maneja tendenciosamente y de acuerdo a los intereses o las ignorancias porque, curiosamente, hay muchos que ni siquiera saben lo que quiere decir TIPNIS y obran con fe de carbonero.
Si realmente se respetara la soberanía de los pueblos, no existirían ONGs, organismos de "ayuda" o prejuicios de toda calaña; pero como vivimos una era sometida por la sofistería nos dejamos llevar por una intromisión más que cínica que, igual que en muchas cosas, lo único que busca es mantener el Estado boliviano como parte de la política neoliberal y de privatización donde prima la especulación, el sectarismo y todos los males de la tierra. Por mucho que los entrometidos quieran presentarse con alas y halos.
Respetos guardan respetos dice el adagio popular y si no respetamos la soberanía nacional, ¿quién puede decir algo si está en franca intromisión donde nadie le llama?

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