Lo que está sucediendo en Libia confirma lo que muchas veces ha pasado con el poder del imperio del norte; que las personas y hasta instituciones son descartables y sólo sirven eventualmente a quienes se asientan en la Casa Blanca.
Desde aquella vez en que cierto presidente dijera que su elegido para similar cargo en América Latina era: "nuestro hijo de puta", han pasado muchos y a muchos también luego se les ha tirado de la cadena luego de ser echados en el inodoro; ahí están los ejemplos de los militares de varios países, la "doctrina Cárter" que sirvió para deshacerse de ellos y muchas más acciones que luego del florecimiento de la "Escuela de las Américas", donde se entrenaba para torturar y matar, parece acabar con el fin mismo de la tal escuela.
Pero no nos engañemos, así como los militares o ciertos partidos fueron elegidos antes de ayer y descartados ayer; hoy las cosas están cambiando y la política de privatización sigue en la punta de la ola, pese a que algunos piensan que el neoliberalismo ha acabado; pero no ha hecho otra cosa que cambiar de táctica y, en lugar de privatizar a troche y moche, hoy prefiere hacer las cosas de manera torcida declarando reservas o parques algunos de sus intereses, para que después pasen a manos privadas con una variedad de subterfugios; por lo menos, es algo que se adivina luego de la declaración de reserva de una parte acuífera en la Argentina y su posterior venta a a terceros entre gallos y medianoche. Es lo mismo que viene sucediendo con algunos territorios "indígena-originarios" que se han vendido o se están vendiendo a extranjeros poniendo en riesgo no únicamente ese patrimonio de unos pocos sino el destino de la totalidad de los bolivianos.
Pero no hay que olvidar que los tontos útiles de hoy, pueden ser los descartados de mañana, como nos muestra la historia y para no repetirla es preciso conocerla, aunque ese desconocimiento traiga aparejada la riqueza eventual y simplemente monetaria, que es otra faceta que usa el imperialismo para extenderse por la tierra en su política materialista del vil metal y y su desprecio por los valores morales y filosóficos.
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