jueves, 29 de septiembre de 2011

DE PROFESIÓN ¿QUÉ?

En los entornos de la politiquería que agobia a los bolivianos desde hace décadas o siglos, se ha vuelto una especie de profesión la de conspirador o tonto útil. Por eso es que no sólo se ha hecho una institución el transfugio sino que las manifestaciones se han profesionalizado y los agitadores pululan por doquier; lo mismo entre quienes se llaman independientes como entre los que se hacen llamar políticos.
En épocas no muy lejanas tuvimos paramilitares, parapoliciales, paramilicianos, milicias de toda laya que desfilaban por nuestras calles bien armados o desafiaban las protestas universitarias o de estudiantes a punta de fusil. En ese entonces era difícil decir nada en contra porque uno iba a dar con sus huesos y su porvenir en las frías celdas de cárceles clandestinas o privadas o sacaba su certificado de defunción voluntariamente para ser un desaparecido, un torturado, un exiliado o un verdadero perseguido político con personas e instituciones que hicieron de la delación, de la infidencia, de la muerte, un deporte bien pagado y bien subvencionado por una cantidad de recursos nacionales o internacionales reservados y sin sujetarse a ninguna fiscalización, que resultó siendo una nueva y buena fuente de enriquecimiento ilícito.
Desde las "manifestaciones espontáneas" del "libertador económico" que no impidieron su caída al día siguiente, hemos visto repetidas otras muchas y muy pocas, en verdad, han sido una muestra del repudio o la adhesión del pueblo en contra de determinadas medidas o en favor de personas o instituciones; un 99% es cuestionable. Pero seguimos mordiendo el anzuelo y creemos en lo que eventualmente se dice o se hace, sin darnos cuenta que están jugando, siguen jugando, con nuestra ingenuidad o estulticia y en los últimos tiempos los medios de comunicación, con dignísimas excepciones, se han hecho eco de la manipulación más sórdida que puede haber en contra del pueblo.
Con esta realidad tan dramática ¿quién puede alzarse como líder y poseedor de la verdad? ¿Los mismos de siempre? ¿Los que estuvieron con este y el otro sin empacho alguno? ¿Los que sirven por la pitanza?
Lo malo es que seguimos dando muestras de nuestra fe de carbonero o, en lo mejor, de nuestra ingenuidad; pero que un día puede levantarse y no dejará piedra sobre piedra y menos donde haya impostores y usurpadores.

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