martes, 13 de septiembre de 2011

CORRUPCIÓN Y CÁNCER

Que la corrupción es como un cáncer para la sociedad; eso lo dijeron muchos; pero que se use como excusa para dejar pasar la inmoralidad es una innovación reciente que han introducido algunos politiqueros brasileños que, acusados de diferentes delitos, no tuvieron ningún empaño en achacar la denuncia al cáncer que, dizque, padece su Ejecutiva del gobierno.
De este modo habría que incluir al cáncer no entre las enfermedades del cuerpo sino del alma o, más propiamente, de la sociedad; tal y como pueden admitirse el alcoholismo, la drogadicción, la violencia, que son signos de que las cosas en la convivencia social no andan tan bien como se suele decir.
La inmoralidad, especialmente de los funcionarios de gobierno, es un mal que caracteriza, infelizmente, las burocracias del mundo que en su ecuación público-privado del negocio comete una serie de irregularidades que hacen ricos a unos y pobres a los demás. La pregunta: ¿quién es más corrupto, el que da o el que recibe? no es más que otra excusa con que se suele desviar las cosas para que todo siga igual.
Hasta ahora los politiqueros se han servido de una batería extensa de sofismas y eufemismos para seguir medrando del Tesoro Público; han prohibido los bonos y demás gastos para el común de la gente; pero ellos se han reservado hacerlo, precisamente, de eso que se llama gastos reservados, donde se han introducido una serie de plus que ha incrementado el sueldo que reciben ilegal e inmoralmente; por lo demás, el soborno en los contratos sigue siendo el pan de cada día e, incluso, habría que recordar cierto mandatario argentino que instaba a sus ministros y colaboradores a "cobrar" para hacer posible la privatización o el caso del "libertador económico" de Bolivia que autorizaba a sus conmilitones robar; pero que dieran su diezmo al partido.
A este paso, las acusaciones tendrán que ver cómo eluden la excusa de la "persecución política" y de la enfermedad de los acusadores; tal y como ya está sucediendo en Bolivia, con los que huyeron para no hacer frente a sus juicios por corrupción, o el Brasil que, ahora, sale con que la sustituta de Lula está enferma con cáncer que estaría distorsionando sus actos. Lo que no queda claro es que si la noticia se la dio para reír o para llorar.

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