Nos hemos acostumbrado tanto a la injerencia de extranjeros en nuestro destino, que no nos parece raro que la Embajada Norteamericana intervenga en asuntos internos y tenga relación con organizaciones sindicales, como admite uno de sus funcionarios.
Por eso es que tampoco nos parece raro que algunos dirigentes "indígena-originarios" estén vendiendo tierras comunitarias o se involucren en el contrabando de madera, porque también nos han acostumbrado a que los negociados sean el pan nuestro de cada día; dentro de un sistema de dependencia donde la corrupción y la impunidad son poco menos que intocables.
Una cosa que la politiquería no nos ha permitido sembrar y fomentar es el espíritu de patria, de pertenencia, de identidad y por eso es que hay "bolivianos" contentos con parecerse a los chilenos, los peruanos, los yankis o los que sea y copian sus malas costumbres y, fundamentalmente, su materialismo. Pero patriotismo, como la expresión de identidad con la tierra de origen, no existe; incluso, por eso mismo hay todavía despistados que se creen de sangre azul o, como decía un "camba" europeos; en un desconocimiento de la historia y de la moral preocupante.
So capa de Estado se han hecho y se siguen haciendo negociados con el dinero del pueblo; así se trate de pequeños parques públicos o carreteras, pasando por tierras, recursos renovables y no renovables, tecnología, contrabando, piratería o cientificismo. Hay una amplio abanico para hacer negociados y, como decía Salamanca, sembrar nabos en las espaldas de los bolivianos.
Si se persigue y se quiere ser dirigente en Bolivia, de un sindicato pequeño o del país, no es por política o filosofía sino para tener acceso al mercado del negociado público y privado para hacerse rico de la noche a la mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario