Hay que ser tozudamente ciego para no ver que una buena parte de los medios de comunicación en el mundo son tendenciosos; no sólo aquellos claramente alineados con determinados partidos o posturas sino, incluso, algunos que se dicen independientes. Una caricatura de "Página 12", en su edición de hoy, nos muestra precisamente eso: Hablan dos personajes y uno de ellos anuncia que se han descubierto más departamentos alquilados por cierta persona probablemente vinculada a sucios negociados; el otro pregunta: ¿alquilados a prostitutas? y el primero responde que no; entonces, proclama: ya tengo el titular: fulano discrimina a las trabajadoras del sexo.
Ya hace décadas cierta catedrático anunciaba que, en un accidente de tránsito, habían tantas versiones como testigos y el diario no sólo que podía elegir entre esas versiones sino manipularlas. Es pues muy difícil acercarse a la verdad, al objetivismo, como proclaman algunos, porque influyen no únicamente los intereses sino también la formación, desde la escuela y la familia hasta la profesional.
Es tan grosera esta manipulación que hay todo un regimiento de "periodistas" que denigran, antes que dignificar, lo que les da de comer y le hacen daño no sólo al público al que, supuestamente sirven sino también a las personas que objetivamente difaman, calumnian y escarnecen.
Decir que ocurre en todo el mundo es consuelo de tontos; lo que hay que hacer es alertar sobre esta forma de distorsionar la realidad y, defendiendo el periodismo, denunciarlo cuantas veces sea necesario a pesar de la represión que pueden ejercer algunos dueños de los medios que son los que, finalmente, ejercen la coerción.
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