Hay que volver al sofisma de la cantidad sobre la calidad porque se sigue esgrimiendo para excusar las faltas. Lo mismo en la policía, que la administración de justicia o la administración pública siempre se arguye que faltan recursos humanos para tal o cual cosa. Pero eso no es cierto y basta ver lo que ocurre en la ciudad para saber cómo es la cosa.
Efectivamente, si usted se detiene en una esquina cualquiera y observa la "actividad" del policía del lugar, percibirá que, aparte de hacer sonar su silbato de cuando en cuando, no cumple ninguna otra función que esté de acuerdo al cumplimiento de las normas de tránsito u otras que tiene el deber de hacer cumplir; como muchas veces se ha dicho, son simples floreros o ornamentos inútiles; lo mismo sucede con los policías municipales y los comerciantes de las calles, la contaminación acústica y el abuso en calles y avenidas o algunos médicos que toman su cafecito mañanero o comen su salteña, mientras hay decenas de pacientes esperándolos en las entidades públicas de salud.
Tampoco los jueces o fiscales pueden alegar falta de mayor número de empleados pues hay que verlos en algunos locales comiendo su platito de la mañana o de la tarde o dándose una vuelta por otros sitios como si no tuvieran qué hacer.
Y podríamos traer a colación otros ejemplos de eficiencia para contrastar con esta realidad; pero baste la de los policías ingleses que, siendo pocos y sin armas, mantienen sus ciudades como las más seguras del mundo y sin decir esta boca es mía.
Por lo tanto, la cuestión de la cantidad y la calidad se maneja más como un sofisma que una verdad, porque es contraria a la eficiencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario