lunes, 17 de junio de 2013

ATRABILIARISMO

Cuando no se tiene verdadera convicción democrática, se cae frecuentemente en la arbitrariedad, el atrabiliarismo. Es lo que sucede con algunos bolivianos residentes en EEUU que piden que el Dakar no pase por Bolivia porque no hay democracia: Si lo que sostienen es cierto, entonces, también ellos están en falta pues se arrogan la soberanía popular para pedir por una minoría que ni vive siquiera en el país.
Pero no es la primera ni la única muestra de la falta de educación en democracia; lo malo es que está ocurriendo frecuentemente tanto entre quienes mandan y entre los que estamos obligados a obedecer. Un ejemplo patente de los primeros está en la actitud del alcalde del Cercado cochabambino que no sólo que discrimina al resto y a sí mismo y dispone exenciones en disposiciones generales, como la prohibición de parqueo en el centro de la ciudad o hace de la vista gorda en evidentes muestras de corrupción de sus funcionarios y, entre los segundos, la reticencia a cumplir con esas mismas normas generales cuando se trata de ingresar al centro, botar a basura o cumplir el reglamento de tránsito.
Pero eso no quiere decir, de ninguna manera, que hay que conformarse con el atrabiliarismo sino que, por el contrario, hay que percibirlo claramente para que la democracia funcione como debe y no se manipule por intereses de las minorías o de entrometidos que es lo que habitualmente se da también a título de lo que fuere; pues tampoco podemos negar a algunos pocos bolivianos más les encantaría ser cerdo satisfecho que hombre de lucha.
Por lo demás, ¿Qué es el Dakar, se dé o no se dé? No debiera servir para la confrontación; pero como vivimos un ambiente donde no queremos dar el ejemplo, hacemos uso del atrabiliarismo con una majadería que está cerca, muy cerca, de esos que se hacen llamar de oposición y que nunca hacen uso de sus neuronas.

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