martes, 12 de febrero de 2013

LOS SOCIÓLOGOS

Como no conocemos sociólogos diferentes, es mejor no entrecomillar la palabra porque, incluso, no siendo la sociología una ciencia, en el aspecto que se exige en cuanto a comprobación, experimentación, etc, nos exime de considerarla seria. Más todavía cuando hay muchas personas que se ríen de las especulaciones de los sociólogos y el vasco rector de la universidad salmantina, por ejemplo, decía de ellos: "estos terribles sociólogos, que son los astrólogos y alquimistas del siglo XX, casi todo lo que estos formidables señores escriben sobre los salvajes peca porque ellos no son capaces de ser salvajes ni de suponerse tales". Y no sólo eso sino que tienen el cerebro esquematizado a machetazos que nos les hace concebir más que sus propias fórmulas que también pecan porque no se adecuan a la realidad.
Ya se pueden imaginar pues por qué no estamos de acuerdo con las interpretaciones de los sociólogos en cuanto al carnaval orureño y el daño que pueden producir entre la audiencia sorprendida en su buena fe para saber más y mejor de este acontecimiento no sólo folclórico, que es su faceta visible, sino también religioso por el sincretismo que ha sabido acomodar las fiestas ancestrales con las impuestas por la dominación so capa de la cruz y la espada.
Lo curioso es que cuanto más se reconoce en el mundo la riqueza de las tradiciones, la música, la poesía nativa, la cultura, en general, más nos empeñamos en desvirtuarla, en distorsionarla, en "modernizarla", que no es más que puro sofisma sociológico y seudocientífico y habría que reflexionar sobre el asunto para no ser nosotros mismos que destruyamos nuestra riqueza.

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