Los carnavales o las carnestolendas, como se dice en los valles, se han iniciado no con el último convite en Oruro o el concierto de las bandas musicales sino, curiosamente, en Cochabamba en una reunión convocada por la burocracia municipal que ha dado a luz una conclusión verdaderamente carnavalera: "El problema de la basura no es técnico sino socio-cultural". Adios cualquier planteamiento de esa propia burocracia.
Para situarnos en el ambiente, hay que aclarar que desde que se inició la entrega de los nuevos carros basureros, y decimos que se inició porque hubieron varios actos con pitos, fanfarrias y chascos, hasta su funcionamiento, que todavía no llena ni las expectativas de la gente ni las necesidades de la ciudad, hay todo un surtido de actos demagógicos que no sabemos si se deben al nombre que se ha impuesto a las unidades de recojo de basura, "cholangos", seguramente haciendo alusión a la forma distorsionada de adoptar las cosas sin adaptarlas o del mestizaje en su versión facinerosa. Pero lo cierto es que, en lugar de mejorar el tratamiento de la basura, hoy tenemos las calles llenas de desechos porque se han retirado los basureros que antes se tenían y nadie sabe exactamente cuándo y cómo vendrán las unidades de probable sobreprecio y que, de modernas, no tienen nada porque ni siquiera cuentan con compartimientos especiales de acuerdo a la clasificación que se quiere imponer de la basura entre la ciudadanía, bajo pena de fuertes multas.
Total un verdadero carnaval que tiene su corolario, como es lógico, en la dicha reunión de los burócratas municipales con los "·entendidos" que sacan a la luz sus conclusiones como coplas de carnaval; muchas veces, más que satíricas o humorísticas, totalmente vulgares y sin calidad.
Como en los carnavales todo se soporta, como dice una copla; no hay que poner cara de serio sino de festejo.
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