La renuncia anunciada por el Papa, ha servido para desencadenar una serie de especulaciones que van desde la posible y satírica candidatura del principal opositor en Buenos Aires, Macri, hasta una serie de motivos de la misma.
Y entre gente que dice "gracias a Dios", hasta los que sienten tambalear su fe, hay de todo. Algunos piensan que era demasiado conservador, pensando seguramente en su inflexible posición de no dar paso a las perversiones sexuales, mientras otros lo tienen como un respetado teólogo, una verdadera eminencia en la actualidad.
Lo cierto es que, sea o no parte de eso que se conoce como el gobierno secreto del mundo, sea simplemente un dirigente político o el directo heredero de San Pedro, las cosas no van a variar sustancialmente en el mundo por su alejamiento y por la incertidumbre lógica que crea su renuncia; tampoco van a cambiar las sospechas sobre esto o aquello que se tiene entre los miembros del clero que, muchas veces, hacen hasta partidismo político amparados por una aureola de imparcialidad que hace mucho ha dejado de ser tal.
En todo caso, los medios de comunicación tienen una renovada fuente de especulaciones y puesta en escena de tiras desde las más sabrosas comedias hasta los más truculentos dramas; que, en cierto modo, poco tienen que ver con el destino del hombre o del mundo.
Y, dentro de esas especulaciones, las más cómicas son aquellas que consideran que es el tiempo de un Papa latinoamericano o tercermundista que, aunque tengan asidero, tampoco significan nada para el porvenir de nuestros pueblos.
Lo único cierto es que pocos se animan a renunciar al poder terrenal y se demuestra cómo un alemán es capaz de hacerlo.
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