En uno de esos programas de la televisión que tan superficialmente se organizan y con tanta ramplonería se difunden; se habló sobre la falsedad de la equidad de género (¿?) y una "intelectual" fémina no tuvo ningún inconveniente en dar rienda suelta a sus instintos básicos y dar por ciertas sus frustraciones haciéndolas aparecer como de reivindicación de género. Felizmente, estuvo también otra, de pollera, que más centrada, más consciente de lo que decía y quería, supo mantener a raya la demagogia feminista que amenazaba con desencadenar la primera.
No hay nada más encantador en la mujer que su feminidad; que no es un atributo físico sino más bien de comportamiento, de distinción, espiritual, podríamos decir, por eso es que actitudes supuestamente suficientes o de suficiencia, no hacen otra cosa que alertar sobre algunos "derechos" que intentan convertirse en tiranías.
Es lo que está sucediendo, más de lo conveniente, con esto de la equidad de género o la reivindicación de los derechos de las mujeres; al parecer algunas piensan que imitar lo que hace el hombre vulgar, es la restauración de algo y se equivocan de punta a punta porque convertir el feminismo en una nueva versión de machismo no es la solución; pero es lo que se percibe en algunas defensoras de ésto y no de lo otro.
La aparente represión del machismo en el mundo está llevándonos a un machismo femenino que no sabemos si entrecomillarlo o no, porque hasta parece que estuviera cargado hormonal o patológicamente y seguramente no es lo que persiguen las mujeres que tienen y quieren mantener la diferencia que precisamente por eso vale.
La equidad no quiere decir similitud y, peor todavía, imitación.
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