Nada en este mundo traidor es gratis; las buenas intenciones, la solidaridad, han sido superadas por los sectarismos, la manipulación y muchas otras formas de desvirtuar lo que hace la mano derecha sin saber la izquierda.
Muchas de estas "ayudas", han sido para establecer persecuciones políticas, para sufragar los gastos de campos de concentración o las cárceles; durante el "doble sexenio" la ayuda norteamericana se usaba no únicamente para la comida a los encarcelados sino también para pagar por la cabeza de los perseguidos. Lógicamente que la misma no llegaba a los presos ni a la comida sino que se desviaba a los bolsillos de quienes participaban del aparato represivo del gobierno movimientista; ha habido "ayuda" para establecer negocios de los mismos que ayudaban o, en lo mínimo, para pagar extras a los miembros de misiones diplomáticas mermando, de esta manera, el monto real de la ayuda que llegaba con cuentagotas a los supuestos ayudados. La historia tiene un sin fin de ejemplos que se pueden contar respecto a las ayudas de gobiernos u organismos internacionales; por lo que habría que aclarar, y bien, cómo, cuándo y para quiénes se uso el dinero que los dueños de los medios de comunicación reciben para los periodistas porque también, en el fútbol verbigracia, se usan esos dineros no para quienes debiera ser sino para repartirse entre los "dirigentes". No es pues cuestión de decir que sí sino de explicar cómo, cuándo y por qué.
En todo caso, la cuestión sirve para sospechar, nuevamente, del por qué de las ayudas y de cómo se pueden armar y manipular muchas cosas, aparentemente, para defender o reivindicar ciertos intereses de todos; pero que se desvirtúan por la canalla.
Una cosa para reiterar que la soberanía no necesita ni ayuda ni regalos.
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