domingo, 22 de enero de 2012

DEL DICHO AL HECHO

Dice un viejo adagio que del dicho al hecho, hay mucho trecho; Nieztche se preguntaba: ¿por qué se pudren nuestros frutos?, en su obra de Zaratustra, por esa suerte de frustración que sigue a la teórica ejecución de  muchos de nuestros sueños. Ha pasado en la revolución francesa, la rusa, la mexicana, la boliviana y un largo etcétera y la realidad sigue con un ambiente de impostura y usurpación.
Cuando nos aprestábamos a estudiar una nueva Constitución Política del Estado, las expectativas eran muchas pero los resultados no son sólo insuficientes sino que se han distorsionado; por ejemplo: lo de plurinacional. Si bien Bolivia tiene un origen plurinacional y pluricultural, ya no hay duda que hace tiempo que ha dejado de ser de ese modo y hoy es mestizo esencialmente, por mucho que la palabra provoca alergias y escozores en algunas personas; pero la realidad es esa porque durante la conquista se enfrentaron ya dos mestizajes: la europea, compuesta por sefardíes, íberos, romanos, gallegos, catalanes, etc., y la nativa, compuesta por aymaras, quéchuas, urus, pukinas, guaraníes, etc. De ese encuentro surgió una nueva raza o expresión, que no puede ser otro que el mestizo y eso es lo que somos, aunque se haga especial hincapié en aquello de plurinacional, indígena y otros sofismas que no hacen sino agudizar la discriminación, cuando lo que se quiso hacer era que se acabara por la ignorancia; pero ahí está nos hemos alejado de los sueños no tanto por la incapacidad de nuestros constituyentes sino por la intromisión de organizaciones que nada tenían que hacer en ese acto tan trascendental e histórico que resultó una frustración más. Sólo cuando nos sintamos todos orgullosos de ser mestizos, podremos alcanzar la plenitud de esa nueva identidad que, en cierto modo, ya está terminada. hecha, acabada; pero quiere más.

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