jueves, 13 de diciembre de 2012

UN ESPECTÁCULO DEPRIMENTE

Cada fin de año, los medios de comunicación nos obligan a ser testigos de un espectáculo deprimente: El de la "caridad"; que ha dejado de ser tal por la forma en que se organiza y lleva a cabo. Ya no es pues, que tu mano derecha no sepa lo que hace tu izquierda, refiriéndose al anonimato imprescindible de la solidaridad bien entendida sino, incluso, una suerte de pelea por el "ranking" de la mediocridad y la hipocresía.
Si bien es fácil, y también falso, hacer caridad con el dinero ajeno; no lo es menos cobrar o aprovecharse de la gente que acude a esos eventos pensando que hace algo bueno, cuando la propia inteligencia nos dice que estamos mal encaminados; si nos acordamos de que es mejor enseñar a pescar que regalar pescado.
Claro que hay algunos de buen corazón y sentimiento; pero es ya difícil que lo hagan en el anonimato porque no faltan los entrometidos que quieren darle publicidad y terminan haciendo propaganda al egoísmo.
Lo peor, es lo que se ve en la televisión; donde los conductores están tan comprometidos en su papel de actores que, simplemente, o no se dan cuenta de su estulticia o lo son de nacimiento. Hay mucho que hacer por la humanidad; pero estos espectáculos se parecen a los que la propia ONU arma, a veces, para establecer días de esto o lo otro, afirmar que se preocupa de tal o cual cosa; pero nada hace para establecer la equidad y la justicia dentro de ese mismo organismo que cada vez es más un simple brazo de la violencia.
Otra vez hay que parodiar aquello de: "libertad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre".

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