Esto de las ONGs está pasando de castaño a oscuro porque, en los hechos, mantienen secuestrada la soberanía nacional metiéndose donde no los llaman y simplemente para mantener una burocracia que manejan a su antojo.
Lo del TIPNIS ha revelado cuan falsa es la posición de ambientalistas y otras yerbas, pues nada han dicho sobre la intensa explotación que sufrió ese sector en manos de depredadores y dirigentes que no le hacen asquitos al dinero; varios de ellos tendrían que responder por la extinción de algunas variedades, como la mara, por la construcción de hoteles de lujo con paquetes de caza y pesca incluidos y hasta por la extensión hacia esos territorios del narcotráfico.
Pero no sólo eso, ahora resulta que las sociedades de presunta protección a los animales se oponen a la regulación de la población canina, que ha crecido de manera desproporcionada y, en varios barrios, se tiene una cantidad mínima de tres canes por casa; que no son considerados como mascotas o animales protegidos sino todo lo contrario ya que los explotadores de esos pichichos, los lanzan a la calle para que busquen su alimento y no les importa si, colateralmente, se han convertido en un peligro por las mordidas y la incidencia de la rabia que también ha crecido: Aparte de no tener ninguna delegación legal de soberanía, las organizaciones no gubernamentales se han convertido en impostoras y usurpadoras de los derechos ciudadanos y, consiguientemente, en enemigos de la democracia y en una fuente simple y llana de recursos que, en nombre de los bolivianos, reciben desde el exterior. Pero las cosas se están poniendo serias y algo hay que hacer al respecto para frenar esta usurpación e impostura.
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