lunes, 17 de diciembre de 2012

TODO QUEDÓ EN EL OLVIDO

Hace varios años, Gabriel García Márquez, manifestaba respecto al viejo periodismo: "decir, de la mejor manera posible, aquello que sucedió". Eran otros tiempos; hoy ya a nadie le interesa escribir o hablar bien; todo lo contrario, cuanto más modismos propios o ajenos, clisés de supuesta modernidad o palabras y frases cínicamente absurdas, mejor. Esto es lo que se conoce hoy como periodismo; aunque en defensa de esa noble profesión, hay que decir que su campo ha sido invadido por vendedores y comunicadores sin respeto alguno por la gente, con un ego crecido en la barbarie y con una sumisión al economicismo o las demandas de los dueños de los medios que da pena.
La falta de respeto es lo peor; ha desaparecido de las páginas de la mayoría de los medios impresos y mucho más todavía del espectro de la radio o la televisión; ahora cualquier irresponsable y mediocre hace su programa con un formato inexistente y con un descaro insufrible. Por eso es que muchos ya no leen los diarios, no ven televisión o escuchan radio, por higiene mental, como afirman, y hay que creerles.
Porque esta falta de respeto incluye no sólo el uso de un lenguaje paupérrimo sino la creencia que el oyente, lector o espectador en general es un idiota; porque sólo un idiota puede creer lo que dice el presentador, el locutor o el improvisado que no se da cuenta o, sabiéndolo, le está haciendo un gran daño no únicamente a la comunicación sino a la mismísima inteligencia.
Ya no hay la intención ni la afición de transmitir todo de la mejor manera posible, como afirmaba Gabo; es tanta la mediocridad que ni siquiera hay ya libre expresión o información sino libertinaje de la mediocridad del intelecto y todavía nos rasgamos las vestiduras cuando alguien critica esta falta de respeto tan abundante en los medios de comunicación, incluidos los de "nueva generación".

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