sábado, 9 de agosto de 2014

LOS SINDICATOS

Los sindicatos acaban de dar una muestra más de su poder y han forzado el cambio de un director en la CNS. Hay que recordar que esta institución fue denunciada recientemente no sólo por mala práctica entre sus profesionales sino también de nepotismo entre sus trabajadores.
No fue raro, como lo dijimos en su momento, que saliera a la luz un dirigente  pidiendo que, primero, se definiera lo que es el nepotismo y negándolo, pese a las planillas que se habían presentado como pruebas de una investigación.
Y como ya nada es raro en Bolivia, hay que recordar que desde que la "gloriosa central obrera boliviana" fuera creada desde arriba para defender la "revolución nacional" y las "banderas de abril"; entonces, se acabó el sindicalismo para convertirse en una nueva fuente de corrupción donde se juegan cuotas, viáticos, comisiones y, especialmente, vetos; que es la figura que ha situado a los dirigentes por encima de las leyes jurídicas y del sentido común; independientemente de eso que se conoce como "fuero" y que pone fuera del alcance de las leyes a los dirigentes que incurren en violencia, en incitación a delinquir y que se ha hecho tan común.
Los sindicatos están tan bien pertrechados de impunidad que las instituciones se manejan a merced de ellos y donde hasta los profesionales tienen que agachar la cabeza para mantener el salario, con rarísimas excepciones.
En el caso presente es toda una advertencia que ningún proceso de reestructuración podrá darse en la CNS pese a quien pese a perjudique a quien perjudique; más todavía cuando vivimos una suerte de régimen sindicalista que, por ingenuidad o ignorancia, cree que esas instituciones todavía cumplen un papel en favor de sus asociados.
¿En qué queda el papel de reivindicación, de lucha y hasta ideológico que los sindicatos cumplían hasta antes del 52? ¿Cuál es su historia dentro de los desgobiernos militares y civiles que hemos vivido en las últimas décadas? ¿La sombra de los "gastos reservados" empaña la gestión de unos pocos dirigentes o de casi todos ellos? Son interrogantes que se prolongarán en el tiempo porque el presente no es el mejor para responder a algo que se ha hecho también una tradición: la impostura.


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