La campaña electoral se ha convertido también en tiempo de amenazas. Desde los que amenazan al oficialismo con "voto castigo" si no legalizan su contrabando, hasta los que quieren sembrar más coca excedentaria.
Hay también los que amenazan con debatir y los que, al recoger los retos, lo hacen con demostración de fuerza más que de inteligencia o preparación. En realidad, todo el período electoral está teñido de amenazas pues así como unos dicen que venderán todo lo comprado por el actual régimen, otros aseguran que velarán por los intereses de sus sectores y, la amenaza real, es para la democracia.
Pero de confrontación, de comparación, de exposición de puntos de vista sobre un mismo o variados temas, no hay nada. Y lo que más asusta es la ausencia institucional, especialmente, de la Universidad que, antaño, era la encargada de auspiciar los debates, las presentaciones programáticas e ideológicas y donde los candidatos se apresuraban a asistir.
¿Y qué se puede esperar de una institución donde sólo se vive de amenazas? Porque también en eso se ha convertido la Casa Superior de Estudios en manos de grupos minoritarios a los que lo que menos les interesa es la ciencia, la tecnología o el saber en general.
Pero aún hay algo más preocupante: es la amenaza al sistema de representación o de democracia. Porque de tanta ausencia, de tanta vacuidad ideológica, de inopia programática, es la democracia la que se lastima, la que se hiere, como invitando a los mediocres, a los osados, a los ineptos a que tomen la posta.
Porque se puede excusar que amenacen los inconformes, los delincuentes, los subvertores; pero no los que quieren subirse sobre nuestros hombros y proclamarse nuestros representantes, los que dicen que quieren vivir en paz, los que respetan, antes que el suyo propio, el derecho ajeno y es que mientras el ciudadano común siga en silencio, en su impotencia, seguirá este período de amenazas como una propuesta de los candidatos de uno y otro lado.
Por eso es que el ciudadano común tiene discernir bien entre lo que significa una amenaza o una promesa, un riesgo o una esperanza, un retroceso o un avance.
Linterna-jai
Reflexiones y noticias desde un ángulo absolutamente personal y que no compromete a nadie sino a mí mismo. Puede ser ampliado con fotografías sobre la actualidad; no siempre esas "importantes" sino de la vida cotidiana.
jueves, 14 de agosto de 2014
martes, 12 de agosto de 2014
MERCADO VACÍO
La democracia de mercado está vacía; o, más bien, el lugar donde debieran presentarse las propuestas y los proyectos, no se ha abierto.
Todo se reduce a como reza en el vulgo; se insultan, difaman, calumnian, "como en la recoba", es decir, como antes sucedía entre las vendedoras que no perdían oportunidad para intercambiar adjetivos y palabras de más o menos grueso calibre.
Estén en las calles, en actos expresamente preparados o improvisados el lenguaje es siempre el mismo: lleno de dicterios para el opositor; que después digan que no han dicho lo que dijeron es lo menos; al parecer, lo que se busca es contentar al público. ¿Pero cuál público? Porque el que los sigue es afín a sus tropelías y si hay algún curioso entre ellos, está tan espantado que prefiere callar.
Muchas veces en nuestra historia se nos ha repetido que no sabemos vivir en democracia y, cataplum, se nos ha impuesto un milico o un civil para disciplinarnos y enseñarnos qué es la democracia. Pero ésta no se hace de campos de concentración, de persecuciones, de violaciones y, entonces, llegado el límite, volvemos a un "veranillo" que tampoco sabemos cuánto durará. Esta es la historia de la "democracia" en Bolivia y muchos países vecinos; lo que no podemos entender es cómo, derechistas e izquierdistas, no aprenden la lección y hacen exactamente lo mismo que hicieron para provocar este o aquel estrago.
Y, una vez más. lo estamos repitiendo con una nueva "clase política", a la que se han incorporado libremente sindicatos y movimientos sociales y que no termina de deshacerse de paquidermos y otras especies antediluvianas que todavía creen que tienen opciones. Y nada raro que así sea, ante tanto vacío.
Pero hablando de política o en política, las cosas no han cambiado. La ideología es un chisme agotado, el programa un artefacto inútil, las ideas algo innecesario y la moral brilla por su ausencia y por todas partes.
Nuestras recobas tradicionales, a veces, tenían al atractivo del encuentro entre las vendedoras y solían ser sabrosas muestras de ingenio y sarcasmo o chascarrrilo al vuelo; hasta eso hemos perdido porque han entrado en competencia los que, además, tiene el cráneo vacío.
Todo se reduce a como reza en el vulgo; se insultan, difaman, calumnian, "como en la recoba", es decir, como antes sucedía entre las vendedoras que no perdían oportunidad para intercambiar adjetivos y palabras de más o menos grueso calibre.
Estén en las calles, en actos expresamente preparados o improvisados el lenguaje es siempre el mismo: lleno de dicterios para el opositor; que después digan que no han dicho lo que dijeron es lo menos; al parecer, lo que se busca es contentar al público. ¿Pero cuál público? Porque el que los sigue es afín a sus tropelías y si hay algún curioso entre ellos, está tan espantado que prefiere callar.
Muchas veces en nuestra historia se nos ha repetido que no sabemos vivir en democracia y, cataplum, se nos ha impuesto un milico o un civil para disciplinarnos y enseñarnos qué es la democracia. Pero ésta no se hace de campos de concentración, de persecuciones, de violaciones y, entonces, llegado el límite, volvemos a un "veranillo" que tampoco sabemos cuánto durará. Esta es la historia de la "democracia" en Bolivia y muchos países vecinos; lo que no podemos entender es cómo, derechistas e izquierdistas, no aprenden la lección y hacen exactamente lo mismo que hicieron para provocar este o aquel estrago.
Y, una vez más. lo estamos repitiendo con una nueva "clase política", a la que se han incorporado libremente sindicatos y movimientos sociales y que no termina de deshacerse de paquidermos y otras especies antediluvianas que todavía creen que tienen opciones. Y nada raro que así sea, ante tanto vacío.
Pero hablando de política o en política, las cosas no han cambiado. La ideología es un chisme agotado, el programa un artefacto inútil, las ideas algo innecesario y la moral brilla por su ausencia y por todas partes.
Nuestras recobas tradicionales, a veces, tenían al atractivo del encuentro entre las vendedoras y solían ser sabrosas muestras de ingenio y sarcasmo o chascarrrilo al vuelo; hasta eso hemos perdido porque han entrado en competencia los que, además, tiene el cráneo vacío.
lunes, 11 de agosto de 2014
"KELLACUNI"
Ayer me dio flojera acercarme a la computadora y entrar en la red; en cambio, escuché música del recuerdo y, de pasada, leí las barbaridades que dicen los candidatos.
Y es que no se puede decir otra cosa; insultan, amenazan, calumnian, difaman, mienten y todavía hablan de debatir ideas. ¿Habrá gente que les cree? Porque si nos acercamos a lo mismo que dicen, aunque después digan que no dijeron, no se encuentra una idea, alguna luz sobre lo que quieren o pretenden, algo para analizar aunque diciendo: ¿Qué habrá querido decir?
Es tan de mercado la democracia que nos gastamos, que mientras unos van en movilidades de todo tipo, otros, aunque sea hipócritamente, andan a pie. Pero nada lleva nada en cuanto a planes y programas; apenas si unos listados de supuestas necesidades o la respuesta a la coyuntura pero sin preguntarse ni profundizar más.
Es tan deprimente el espectáculo electoral que hay que tener firmes los nervios y bien templado el hígado, para aguantar unos minutos o leer cuatro barbaridades. Es como ir al mercado de abasto y comprobar que todas son papas y camotes o yerbas de toda laya; pero yerbas al fin.
Lo lamentable es el eco que les hacen los medios; claro que, entre medio, hay dinero y muchas veces la necesidad tiene cara de hereje; pero también hace dudar cierta pasividad o complicidad. ¿Es que ya no hay periodistas?
Lo que nos lleva a una interrogante más amplia: ¿Hay verdadero periodismo? Porque la historia nos enseña cómo los periodistas "empotrados", es decir, aquellos que trabajan para las empresas o las instituciones, son los que tienen la voz cantante en las invasiones, las guerras de conquista, los atropellos, las violaciones y todo los excusan; mientras los libres, infelizmente poquísimos, no tienen espacios en los medios y pasan desapercibidos.
Y se pasa como información la propaganda, la mentira, el sofisma, la calumnia; o sea aquello que nada tiene que ver con el periodismo.
Y hay fundadas sospechas que también en las campañas electorales hay periodistas "empotrados" en este o el otro lado; mientras la gente cree que está siendo informada y no es más que víctima de la mentira y la impostura.
Y es que no se puede decir otra cosa; insultan, amenazan, calumnian, difaman, mienten y todavía hablan de debatir ideas. ¿Habrá gente que les cree? Porque si nos acercamos a lo mismo que dicen, aunque después digan que no dijeron, no se encuentra una idea, alguna luz sobre lo que quieren o pretenden, algo para analizar aunque diciendo: ¿Qué habrá querido decir?
Es tan de mercado la democracia que nos gastamos, que mientras unos van en movilidades de todo tipo, otros, aunque sea hipócritamente, andan a pie. Pero nada lleva nada en cuanto a planes y programas; apenas si unos listados de supuestas necesidades o la respuesta a la coyuntura pero sin preguntarse ni profundizar más.
Es tan deprimente el espectáculo electoral que hay que tener firmes los nervios y bien templado el hígado, para aguantar unos minutos o leer cuatro barbaridades. Es como ir al mercado de abasto y comprobar que todas son papas y camotes o yerbas de toda laya; pero yerbas al fin.
Lo lamentable es el eco que les hacen los medios; claro que, entre medio, hay dinero y muchas veces la necesidad tiene cara de hereje; pero también hace dudar cierta pasividad o complicidad. ¿Es que ya no hay periodistas?
Lo que nos lleva a una interrogante más amplia: ¿Hay verdadero periodismo? Porque la historia nos enseña cómo los periodistas "empotrados", es decir, aquellos que trabajan para las empresas o las instituciones, son los que tienen la voz cantante en las invasiones, las guerras de conquista, los atropellos, las violaciones y todo los excusan; mientras los libres, infelizmente poquísimos, no tienen espacios en los medios y pasan desapercibidos.
Y se pasa como información la propaganda, la mentira, el sofisma, la calumnia; o sea aquello que nada tiene que ver con el periodismo.
Y hay fundadas sospechas que también en las campañas electorales hay periodistas "empotrados" en este o el otro lado; mientras la gente cree que está siendo informada y no es más que víctima de la mentira y la impostura.
sábado, 9 de agosto de 2014
LOS SINDICATOS
Los sindicatos acaban de dar una muestra más de su poder y han forzado el cambio de un director en la CNS. Hay que recordar que esta institución fue denunciada recientemente no sólo por mala práctica entre sus profesionales sino también de nepotismo entre sus trabajadores.
No fue raro, como lo dijimos en su momento, que saliera a la luz un dirigente pidiendo que, primero, se definiera lo que es el nepotismo y negándolo, pese a las planillas que se habían presentado como pruebas de una investigación.
Y como ya nada es raro en Bolivia, hay que recordar que desde que la "gloriosa central obrera boliviana" fuera creada desde arriba para defender la "revolución nacional" y las "banderas de abril"; entonces, se acabó el sindicalismo para convertirse en una nueva fuente de corrupción donde se juegan cuotas, viáticos, comisiones y, especialmente, vetos; que es la figura que ha situado a los dirigentes por encima de las leyes jurídicas y del sentido común; independientemente de eso que se conoce como "fuero" y que pone fuera del alcance de las leyes a los dirigentes que incurren en violencia, en incitación a delinquir y que se ha hecho tan común.
Los sindicatos están tan bien pertrechados de impunidad que las instituciones se manejan a merced de ellos y donde hasta los profesionales tienen que agachar la cabeza para mantener el salario, con rarísimas excepciones.
En el caso presente es toda una advertencia que ningún proceso de reestructuración podrá darse en la CNS pese a quien pese a perjudique a quien perjudique; más todavía cuando vivimos una suerte de régimen sindicalista que, por ingenuidad o ignorancia, cree que esas instituciones todavía cumplen un papel en favor de sus asociados.
¿En qué queda el papel de reivindicación, de lucha y hasta ideológico que los sindicatos cumplían hasta antes del 52? ¿Cuál es su historia dentro de los desgobiernos militares y civiles que hemos vivido en las últimas décadas? ¿La sombra de los "gastos reservados" empaña la gestión de unos pocos dirigentes o de casi todos ellos? Son interrogantes que se prolongarán en el tiempo porque el presente no es el mejor para responder a algo que se ha hecho también una tradición: la impostura.
No fue raro, como lo dijimos en su momento, que saliera a la luz un dirigente pidiendo que, primero, se definiera lo que es el nepotismo y negándolo, pese a las planillas que se habían presentado como pruebas de una investigación.
Y como ya nada es raro en Bolivia, hay que recordar que desde que la "gloriosa central obrera boliviana" fuera creada desde arriba para defender la "revolución nacional" y las "banderas de abril"; entonces, se acabó el sindicalismo para convertirse en una nueva fuente de corrupción donde se juegan cuotas, viáticos, comisiones y, especialmente, vetos; que es la figura que ha situado a los dirigentes por encima de las leyes jurídicas y del sentido común; independientemente de eso que se conoce como "fuero" y que pone fuera del alcance de las leyes a los dirigentes que incurren en violencia, en incitación a delinquir y que se ha hecho tan común.
Los sindicatos están tan bien pertrechados de impunidad que las instituciones se manejan a merced de ellos y donde hasta los profesionales tienen que agachar la cabeza para mantener el salario, con rarísimas excepciones.
En el caso presente es toda una advertencia que ningún proceso de reestructuración podrá darse en la CNS pese a quien pese a perjudique a quien perjudique; más todavía cuando vivimos una suerte de régimen sindicalista que, por ingenuidad o ignorancia, cree que esas instituciones todavía cumplen un papel en favor de sus asociados.
¿En qué queda el papel de reivindicación, de lucha y hasta ideológico que los sindicatos cumplían hasta antes del 52? ¿Cuál es su historia dentro de los desgobiernos militares y civiles que hemos vivido en las últimas décadas? ¿La sombra de los "gastos reservados" empaña la gestión de unos pocos dirigentes o de casi todos ellos? Son interrogantes que se prolongarán en el tiempo porque el presente no es el mejor para responder a algo que se ha hecho también una tradición: la impostura.
viernes, 8 de agosto de 2014
"LO QUE NATURA NON DA..."
Dicen que lo que natura no da Salamanca no presta y no es más que la ratificación de algo que se decía hace siglos: "la ignorancia se está titulando".
El candidato, pobre de él, Doria Medina, acaba de meter las de andar al pedir que las ganancias por la explotación de hidrocarburos se divida entre el sector público y privado a 50%. Si consideramos que el Estado, no es más que la conjunción de territorio, población y leyes y, consiguientemente, tiene o puede tener dos sectores en su economía: el público y el privado; lo que propone no es sino privatizar, regalar, no sabemos a qué titulo, a los empresarios la mitad del patrimonio de todos los bolivianos; es decir, vuelve a insistir en la politica neoliberal de privatizar, por decir algo, los recursos y las empresas de todos a unos cuantos.
Bolivia tiene una triste historia respecto a sus gobernantes, donde se han sucedido bárbaros, iletrados y alguno que otro preparado y los resultados los estamos viviendo y sufriendo cuando ni siquiera sabemos definir qué es el Estado y decimos cualquier estupidez como propuesta.
Ha venido sucediendo desde hace tiempo, desde que algunos caudillos pretendieron rodearse de intelectuales o de gente preparada, aunque al final terminaron siempre haciendo lo que ellos querían, el caso más típico, tal vez, es el de Melgarejo y Tamayo; pero más tuvimos de los sinvergüenzas, titulados o no, que sirvieron simplemente los intereses de otros como el "libertador económico" que a través de la "revolución del 52" nos entregó inermes a la explotación del imperio del norte y así hubieron varios, especialmente en las ultimas décadas, que se contentaron con el triste papel del "felipillo".
Pedir, en las actuales circunstancias a los candidatos que tengan mesura en sus declaraciones o piensen antes de hablar, es como pedir peras al olmo; lo único que hacen es descubrir sus verdaderas intenciones, su identidad sirviente. Lo malo es que la gente, por llevar la contraria y ante las respuestas del oficialismo, puede persistir en el error de creer que estos sujetos con una opción.
Y no hay más que escuchar a todos ellos para darnos cuenta de ese enorme vacío ideológico y programático que muestran los candidatos porque creen que, como ellos, nadie piensa.
El candidato, pobre de él, Doria Medina, acaba de meter las de andar al pedir que las ganancias por la explotación de hidrocarburos se divida entre el sector público y privado a 50%. Si consideramos que el Estado, no es más que la conjunción de territorio, población y leyes y, consiguientemente, tiene o puede tener dos sectores en su economía: el público y el privado; lo que propone no es sino privatizar, regalar, no sabemos a qué titulo, a los empresarios la mitad del patrimonio de todos los bolivianos; es decir, vuelve a insistir en la politica neoliberal de privatizar, por decir algo, los recursos y las empresas de todos a unos cuantos.
Bolivia tiene una triste historia respecto a sus gobernantes, donde se han sucedido bárbaros, iletrados y alguno que otro preparado y los resultados los estamos viviendo y sufriendo cuando ni siquiera sabemos definir qué es el Estado y decimos cualquier estupidez como propuesta.
Ha venido sucediendo desde hace tiempo, desde que algunos caudillos pretendieron rodearse de intelectuales o de gente preparada, aunque al final terminaron siempre haciendo lo que ellos querían, el caso más típico, tal vez, es el de Melgarejo y Tamayo; pero más tuvimos de los sinvergüenzas, titulados o no, que sirvieron simplemente los intereses de otros como el "libertador económico" que a través de la "revolución del 52" nos entregó inermes a la explotación del imperio del norte y así hubieron varios, especialmente en las ultimas décadas, que se contentaron con el triste papel del "felipillo".
Pedir, en las actuales circunstancias a los candidatos que tengan mesura en sus declaraciones o piensen antes de hablar, es como pedir peras al olmo; lo único que hacen es descubrir sus verdaderas intenciones, su identidad sirviente. Lo malo es que la gente, por llevar la contraria y ante las respuestas del oficialismo, puede persistir en el error de creer que estos sujetos con una opción.
Y no hay más que escuchar a todos ellos para darnos cuenta de ese enorme vacío ideológico y programático que muestran los candidatos porque creen que, como ellos, nadie piensa.
jueves, 7 de agosto de 2014
LA MINERÍA
Siempre se ha dicho que Bolivia es un país esencialmente minero, que se puede cuestionar por su producción agropecuaria y de otros rubros, hasta 1952. Pero no hay duda que ha sido, en cierto modo, la característica.
Si antes la minería se concentraba especialmente en la explotación de plata, estaño, zinc y plomo, como los rubros más señalados y en el área occidental; ahora se da también en el área oriental con la explotación de oro y de otros materiales que, muchas veces, no llegan a los titulares de los diarios, como el uranio, el torio y otros de gran cotización que se están extrayendo en lo que se conoce como el precámbrico. Aparte de la ausencia de control y, por tanto, de pago de regalías y otros impuestos, lo que está agudizando la extracción de minerales es la contaminación.
Se ha hecho especial hincapié en la derrame de "colas" de cierto ingenio en el río Pilcomayo y hasta se han recibido las quejas respectivas de los países vecinos; pero nada se dice y se conoce sobre la contaminación con mercurio, especialmente, en los grandes ríos donde se asienta la explotación de oro por personas, familias, o cooperativas y "cooperativas".
Aunque muchos piensen que el actual boom de la explotación hidrocarburífera va a seguir, no hay que dejar de lado la minería que tiene una diversidad realmente considerable y que ya ha sido explorada en pasadas décadas, donde se decía como chascarillo que la zona del precámbrico tenía más gente circulando en sus ambientes que El Prado de La Paz en un día domingo y donde se podía encontrar japoneses, chinos, rusos, eslavos, norteamericanos, alemanes, etcétera.
Ahora que todavía estamos en los festejos del día de la patria es bueno llamar la atención sobre los recursos renovables y no renovables con que contamos y de los que no se ha hecho un verdadero inventario y, en cierto modo, duermen el sueño de los justos. Tenemos, por ejemplo, un elemento energético fácil de usar y que se desperdicia y que no es otro que los desechos naturales del bosque, que podrían generar un opción más de aprovisionamiento de energía o la industria melera que si se la explota realmente, necesitaría de ductos especiales para su traslado pronto y seguro.
Y así, hay muchos rubros que pueden generar mucho sin los riesgos de la contaminación de la industria minera y que está fuera de control porque seguimos creyendo que las minas sólo están en el occidente y son de estaño, plata o zinc.
Si antes la minería se concentraba especialmente en la explotación de plata, estaño, zinc y plomo, como los rubros más señalados y en el área occidental; ahora se da también en el área oriental con la explotación de oro y de otros materiales que, muchas veces, no llegan a los titulares de los diarios, como el uranio, el torio y otros de gran cotización que se están extrayendo en lo que se conoce como el precámbrico. Aparte de la ausencia de control y, por tanto, de pago de regalías y otros impuestos, lo que está agudizando la extracción de minerales es la contaminación.
Se ha hecho especial hincapié en la derrame de "colas" de cierto ingenio en el río Pilcomayo y hasta se han recibido las quejas respectivas de los países vecinos; pero nada se dice y se conoce sobre la contaminación con mercurio, especialmente, en los grandes ríos donde se asienta la explotación de oro por personas, familias, o cooperativas y "cooperativas".
Aunque muchos piensen que el actual boom de la explotación hidrocarburífera va a seguir, no hay que dejar de lado la minería que tiene una diversidad realmente considerable y que ya ha sido explorada en pasadas décadas, donde se decía como chascarillo que la zona del precámbrico tenía más gente circulando en sus ambientes que El Prado de La Paz en un día domingo y donde se podía encontrar japoneses, chinos, rusos, eslavos, norteamericanos, alemanes, etcétera.
Ahora que todavía estamos en los festejos del día de la patria es bueno llamar la atención sobre los recursos renovables y no renovables con que contamos y de los que no se ha hecho un verdadero inventario y, en cierto modo, duermen el sueño de los justos. Tenemos, por ejemplo, un elemento energético fácil de usar y que se desperdicia y que no es otro que los desechos naturales del bosque, que podrían generar un opción más de aprovisionamiento de energía o la industria melera que si se la explota realmente, necesitaría de ductos especiales para su traslado pronto y seguro.
Y así, hay muchos rubros que pueden generar mucho sin los riesgos de la contaminación de la industria minera y que está fuera de control porque seguimos creyendo que las minas sólo están en el occidente y son de estaño, plata o zinc.
miércoles, 6 de agosto de 2014
EL DÍA DE LA PATRIA
A Bolivia no la amamos lo suficiente porque no la conocemos y porque arrastramos una larga tradición que lo extranjero es mejor.
Y la mejor forma de conocerla es recorriéndola por tierra, deteniéndose en sus pueblitos, charlando con su gente, compartiendo sus comidas, sabiendo de sus tradiciones. No es nada conocer las nueve capitales de departamento si no completamos ese recorrido con pueblitos como Cella, Tomatas, Camargo, Huari, Paria, Independencia, Kami, La Esperanza, Samaipata, Tiwanaku, el Lago, Sajama, San Lorenzo, San Lucas y, en fin, tantos que se pierden a lo largo de los caminos y se extienden por el altiplano, los valles y las tierras bajas.
Conocer Bolivia es disfrutar del clima de sus valles, sufrir el calor agobiante del trópico, aguantar los gélidos aires de las cordilleras; mirar el Illimani desde la cordillera del Tunari y pensar que no hay más que un paso para trasladarse de un lugar a otro. Conocer Bolivia es comer una trucha apenas salada en las estribaciones de la cordillera, un chicharrón o fritanga en Mizque, una "huathia" en el altiplano, un pescado en el trópico, un guiso de cordero o un cabrito en los valles mesotérmicos o un mote de habas recién cosechadas.
Conocer Bolivia es conocer su historia y enterarse cómo El Libertador, que quería incorporar a todos o casi todos a la Gran Colombia, tuvo que aceptar la recomendación del Mariscal de Ayacucho que recogió la aspiración de no ser "sino de ellos mismos" y así lo determinó. No somos pues el resultado de la verba de los doctorcitos ni las triquiñuelas de los "dos caras" sino esa amplia voluntad de ser libres que el mismo Bolívar reconoció después.
Conocer Bolivia es integrar todas sus geografías en una sola, sus climas, sus cordilleras, sus ríos, lagos y lagunas; como se debe integrar su identidad en ese mestizaje indesmentible que nos viene de antes de la llegada de los españoles y que se complementa con ese otro mestizaje hecho de íberos, judíos, árabes, romanos y griegos, que cruzaron el océano para encontrarse con un pasado que más que eso era futuro.
Conocer Bolivia es amar su música autóctona, su folclore, su danzas, sus poemas; sin caer en las degeneraciones que se están dando con tanta distorsión porque de todo se quiere hacer negocio.
En fin, hay muchas maneras de conocer y amar Bolivia y usted puede elegir la suya y empezar a hacerlo.
Y la mejor forma de conocerla es recorriéndola por tierra, deteniéndose en sus pueblitos, charlando con su gente, compartiendo sus comidas, sabiendo de sus tradiciones. No es nada conocer las nueve capitales de departamento si no completamos ese recorrido con pueblitos como Cella, Tomatas, Camargo, Huari, Paria, Independencia, Kami, La Esperanza, Samaipata, Tiwanaku, el Lago, Sajama, San Lorenzo, San Lucas y, en fin, tantos que se pierden a lo largo de los caminos y se extienden por el altiplano, los valles y las tierras bajas.
Conocer Bolivia es disfrutar del clima de sus valles, sufrir el calor agobiante del trópico, aguantar los gélidos aires de las cordilleras; mirar el Illimani desde la cordillera del Tunari y pensar que no hay más que un paso para trasladarse de un lugar a otro. Conocer Bolivia es comer una trucha apenas salada en las estribaciones de la cordillera, un chicharrón o fritanga en Mizque, una "huathia" en el altiplano, un pescado en el trópico, un guiso de cordero o un cabrito en los valles mesotérmicos o un mote de habas recién cosechadas.
Conocer Bolivia es conocer su historia y enterarse cómo El Libertador, que quería incorporar a todos o casi todos a la Gran Colombia, tuvo que aceptar la recomendación del Mariscal de Ayacucho que recogió la aspiración de no ser "sino de ellos mismos" y así lo determinó. No somos pues el resultado de la verba de los doctorcitos ni las triquiñuelas de los "dos caras" sino esa amplia voluntad de ser libres que el mismo Bolívar reconoció después.
Conocer Bolivia es integrar todas sus geografías en una sola, sus climas, sus cordilleras, sus ríos, lagos y lagunas; como se debe integrar su identidad en ese mestizaje indesmentible que nos viene de antes de la llegada de los españoles y que se complementa con ese otro mestizaje hecho de íberos, judíos, árabes, romanos y griegos, que cruzaron el océano para encontrarse con un pasado que más que eso era futuro.
Conocer Bolivia es amar su música autóctona, su folclore, su danzas, sus poemas; sin caer en las degeneraciones que se están dando con tanta distorsión porque de todo se quiere hacer negocio.
En fin, hay muchas maneras de conocer y amar Bolivia y usted puede elegir la suya y empezar a hacerlo.
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